jueves, 27 de octubre de 2011

Añoranzas

Creo que fue antes de ayer cuando tras escribir una página en mi diario -Sí, tengo un diario desde los 7 años. No, no escribo todos los días, ni muchísimo menos- y me dio por mirar las páginas anteriores. Entre las burdas tonterías de quien escribe con unas faltas de ortografías que bien podrían dejar ciego al lector pero que, por otra parte, son totalmente comprensibles teniendo en cuenta mi edad de entonces, he encontrado algo mucho más actual (cuando acabé 4º de la ESO) que me ha traído muy buenos recuerdos. Es por ello que deseo compartirlo aquí también. Al margen de lo mal escrito que esté el texto, y las numerosas mejoras que de él -soy más que consciente- se pueden hacer, he creído conveniente no modificarlo para que conserve su "esencia".



26/06/09


Querido Diario:
Increíble, pero cierto. Aquí estoy, con mis dieciséis años y mis mil millones de ideas, pensamientos y locuras. Hacía tiempo que no te escribía.
Hace poco acabé el colegio. Y me da tanta pena... Por la gente, mi gente, que tanto he aprendido a querer. Por Fer, Pedro, Quiño, Tania, Esti y mil personas más, con nombres y apellidos. Por Juan Bautista, que en lo referido a lo académico es el mejor profesor que he tenido nunca. Culto e inteligente, me fascinan sus historias, sus mitos griegos, sus leyendas, sus curiosidades sobre el latín, su conocimiento de lenguas. Es un hombre prudente, con muchas cosas que contar; entre ellas unos chistes con los que te ríes mayormente por cómo los cuenta. Adoro a este hombre, y agradezco todo lo que ha hecho por mí. A Pablo, Pablito, ese hombre que se ganó mi admiración por sus ganas de conseguir un mundo mejor y más justo. Recuerdo que una vez, hablando de la Globalización (me daba ética, qué raro se me hace escribir el verbo dar en pasado) leyó un texto de un publicista que hablaba de lo que esconde el fenómeno, pero cortó una parte porque decía que no le parecía adecuado leerla. Al final de la case, una amiga y yo le pedimos la fuente del texto para leerlo nosotras. Dijo que no lo creía prudente. Insistimos y como prueba a su disconformidad por este hecho, nos mostró una frase que decía así: "este verano se llevarán los pechos más altos que los hombros y el chochito rasurado". LE dije medio en broma que si no me permitía informarme, yo no podría desarrollar mi espíritu crítico, y si no lo desarrollaba no podría defenderme del estado de opinión pública que pretendía crear el cuarto poder o Mass Media. Él se rió ante la seguridad de que me estaba divirtiendo a su costa, visiblemente sorprendido ya que, aunque divertidos, mis argumentos no dejaban de ser ciertos. Me dio una palmada cariñosa y me dijo: "Lis, yo creo que tú eres una chica muy inteligente con tus ideas bien claras que no necesita esta información". 
Pienso que sabía que yo no me iba a quedar así. Sin su ayuda, ni de nadie, busqué el texto. Lo conseguí y lo leí. Cuando se lo dije sonrió y puso una cara qué bien podría significar "vaya tela".
Echaré de menos a Román, ese hombre tan cómico con el que tantas veces he discutido. Pero nuestras discusiones eran para grabarlas. Ambos tenemos un humor peculiar, nos encanta la ironía y el sarcasmo. Yo no me cortaba con él, y sé que él se lo pasaba bien conmigo. Este personajillo tan parecido a Mario Bross que nunca olvidaré me aprobó cuando no aprobé el examen, porque en una de nuestras conversaciones me dijo que si aprobaba las demás asignaturas, él no me dejaba para septiembre. Cumplió.




El texto continúa con otros temas pero no creo que sea necesario ni conveniente exponerlos aquí.
En cualquier caso, creo que añadiré algunos otros textos de este mismo diario, que me hacen evocar recuerdos (buenos y malos) y reflexionar sobre lo mucho y a la vez poco que he cambiado a lo largo de todos estos años.

jueves, 20 de octubre de 2011

Pequeños placeres.

Es así. La vida es completamente aprovechable. Hay que saber disfrutar cada momento como si fuera único. Porque al fin y al cabo, cada momento es único, diferente.
No se trata de recordar lo inútil que es nuestro día a día, las pocas emociones que vivimos de forma cotidiana, porque es eso lo que, en definitiva, provoca en nosotros un efecto de total dejadez que nos desmotiva.
A menudo nos quejamos de nuestra rutina, pero pienso que se trata simplemente de saber tener una visión diferente de la vida. La más aparentemente insignificante de las cosas puede provocar en nosotros un gran placer. Y aquí entra en juego el famoso tópico de "el placer de las cosas pequeñas".
Saber escuchar la lluvia caer con fuerza contra el cristal, ese repiqueteo que tan agradable resulta especialmente antes de dormir. El armónico sonido que producen las olas al chocar, o el panorama cuando visualizas como una ola arrastra a otra de forma interminable. Un abrazo, un beso, una caricia o cualquier otra muestra de cariño. El tacto de un grupo de legumbres crudas y frías ahogadas en ese recipiente que tu madre usa para cocinar. Arroparse, arropar a alguien o despertarte cuando alguien te está arropando. La sonrisa de un niño pequeño o de tus abuelos, especialmente cuando la causas tú. El olor a café o a pintauñas. Observar eso que pocas personas poseen; la capacidad de sonreír con la mirada. Sentarte frente al fuego y no apartar la mirada de las llamas mientras el calor de éstas te abraza. Las lágrimas provocadas por un libro, una canción o una película. Y numerosas cosas más; entre ellas el placer que produce saber que numerosas cosas más provocan en nosotros una sensación de paz interior y de felicidad.
Vive; no te limites a ver tu vida pasar.

lunes, 3 de octubre de 2011

Racismo

Mi profesor de antropología afirma que las razas entre los humanos no existen; que el hombre es el único Ser del mundo en el que raza y especie coinciden. Y puede que tenga razón, al fin y al cabo es él el especializado en el tema y no yo.
Pero -y aquí viene el pero- hoy no estaba nada de acuerdo con lo que decía, y estoy segura de que él era consciente. Nos aconsejaba que como futuros periodistas tengamos en cuenta que cuando en un artículo se utilizan adjetivos como "un hombre de raza gitana" tiene connotaciones racistas o carece de conocimientos previos. Pues bien, estoy de acuerdo en que hay que luchar contra el racismo, pero habrá que empezar por pensar que el ejemplo anterior de "un hombre de raza gitana" no tiene porqué continuar con "ha robado un banco" sino "ha salvado a un niño" o "ha salvado a un niño blanco". ¿Sería ese adjetivo "blanco" también racista?
"Moro" no tiene porqué llevar la coletilla de "de mierda". Es más, al posicionarte en que sólo cabe esa posibilidad es cuando te reafirmas como racista, y no al contrario. No sé si me explico.
Cuando le intenté explicar que en mi opinión "moro" no tiene un sentido intrínsecamente negativo, me dio a entender que no compartía mi opinión. ¿El motivo que me dio? Que tiene una carga histórica muy importante. "-Entonces -intervine- y siguiendo esa regla de tres, judío es también un término peyorativo". "Sí señora" fue toda su respuesta.
Y ahora yo reflexiono y llego a una conclusión. Judío es peyorativo, ¿y cristiano? Al afirmar que judío es peyorativo y cristiano no, ¿no te estás poniendo al mismo nivel de los racistas? (por cierto, si el Ser Humano no tiene razas... ¿no se supone que el término racista es incorrecto o no debería existir, al menos no en ese sentido?)
"¿Qué palabra debemos utilizar, entonces, para destacar el origen o los rasgos físicos de una persona?" "¿Y para qué los quieres destacar?" "En algunos casos es necesario" "Entonces no uses asiático; usa mongoloide". Un periodista tiene que tratar de llegar al máximo público posible. ¿De verdad piensa mi profesor que el significado de la palabra mongoloide lo va a conocer todo el mundo? No lo creo...
En conclusión, y para que no deduzcáis que discuto sólo porque me gusta llevar la contraria -que también, de hecho si os dais cuentas cuando me refiero a solamente planto cara a la RAE acentuando el "sólo"- sino porque creo que para luchar contra el racismo primero hay que superar las barreras que nos vienen impuestas de siglos anteriores y librarnos de los prejuicios. Cada cual se debe sentir orgulloso de su origen y de lo que es. Puede que esté equivocada y sea totalmente incorrecto todo lo que anteriormente he dicho, pero hoy por hoy, y con la educación que me han dado, puedo afirmar que sé de lo que hablo.