miércoles, 8 de agosto de 2012

Una pena

Lo cierto es que no estoy segura de si lo haces intentando molestarme, inconscientemente o porque crees que supone un consuelo para ti. En cualquier caso me gustaría que leyeras esto para que supieras que soy feliz. No tengo mares de por medio, ni más de 100 kilómetros.
Lo he intentado, de veras que sí. Quizás no lo intenté con todas mis fuerzas cuando «estuve a tiempo»; eso es innegable. Pero ahora estoy intentado que nos llevemos bien, hablar de vez en cuando para ver cómo estás. Cumplir mi promesa.
Parece ser que no es tan fácil. Me da lástima, pero si es la decisión que has tomado quiero que sepas que la respeto.
De igual manera, yo esperaré un tiempo por si quieres retomar el contacto, a pesar de que soy consciente de que no me porté bien contigo y probablemente no quieras hacerlo.
Pero ya no voy a iniciar yo más la conversación, al menos no de momento. Simplemente, desde aquí, y sin la esperanza de que algún día leas esto, te deseo toda la suerte del mundo. Y que seas muy feliz.

jueves, 28 de junio de 2012

Primero de periodismo

Cada final es un nuevo comienzo.
Lo que hoy he vivido es el final de mi primer curso de periodismo y el principio de mi nuevo verano.
Las impresiones han sido muchas y muy variadas: recuerdo que el primer día llegué sin conocer absolutamente a nadie —cosa que en realidad no me importaba, ya que pensaba (y pienso) que tiene más aspectos positivos que negativos— en una clase de más de 150 matriculados, cuando en el ambiente se respiraban nervios, miedo, curiosidad e ilusión.
Los primeros días ya conocía a varios grupos de mi clase y de segundo curso (a raíz de un tuit muy poco afortunado, pero ésa es otra historia).
Poco a poco, como en todo, empecé a formar un grupo de amigos más reducido pero mucho más estable.
Dani es diferente. Extrovertido, algo gruñón, con un sentido del humor muy especial y con el que nunca puedo parar de reír. Alicia trata de ocultar con sus ocasionales borderías el gran corazón que tiene. Creo que Miriam es la persona más comprensiva del grupo y con mayor empatía. Cristina, responsable y trabajadora como la que más, virtudes que comparte con Lucía. Javi, la calma personificada, y el que se lleva más reproches a raíz de sus chistes malos. Inma, más callada, pero también muy buena persona. Sam, que aunque se pase todo el día llamándome gorda sé que lo hace desde el cariño. Sergio, simpatiquísimo. Rocío, mi psicóloga particular, y Noelia, esa rubia risueña que tiene solución para todo.
De los profesores, mis favoritos han sido Avilés, Beatriz, Ferrús, Javier y Ferris (antes de lo de sus artículos, que también es otra historia que será contada en otro momento).
En realidad, este primer año era fundamentalmente teórico y a penas he hecho cosas verdaderamente relacionadas con el periodismo. Sin embargo, a mí me ha encantado la compañía y el curso.

miércoles, 13 de junio de 2012

Y a veces se enfada consigo mismo, porque sabe que tiene al lado todo lo que necesita, y que a pesar de ello no puede evitar añorarla. Que quiere a esa persona que le apoya todos los días, pero que echa de menos esos profundos ojos azules, esos labios sensuales y esa manera de hablar. Que no la cambiaría por nada, ni siquiera por ella, con la que parece que compartía un vínculo. Que cuando hace el amor con ella, es en ella en la que piensa; no se imagina a esa otra mujer. Pero cuando duerme, no es ella quien ocupa sus sueños. Y la maldice, la maldice por no saber qué es lo que siente ni cómo dejar de sentirlo. La maldice porque le rasgó el alma y su mirada aún le intimida. La maldice por todo lo que para él significa. Procura dejar de verla, pero cuando por casualidad se encuentran no puede evitar que el corazón le dé un vuelco al contemplar sus ojos del color del cielo. Y que cuando sabe que puede coincidir con ella, no puede evitar buscarla entre la multitud, debatiéndose entre las ganas de saber de ella y la certeza de que lo que está haciendo está mal. Y se acuesta pensando que es la peor persona del mundo. Y cuando consigue concebir el sueño, de nuevo aparecen en él su amable mirada celeste.

jueves, 2 de febrero de 2012

Elevado

Él siempre guarda las distancias, y a pesar de eso le recuerdo cariñoso. A menos a su manera.
Creo que él es una de las personas más inteligentes que he conocido en mi vida. Sabe utilizar la lógica y sorprende con sus argumentos. Tiene una sonrisa preciosa y una mirada que la acompaña. Es natural, espontáneo y sincero. Demuestra sus ideales políticos, religiosos e ideológicos pero respeta los ajenos, aunque intenta combatir aquello que él considera injusto. Transmite paz con sus movimientos, sus ojos, su forma de hablar y sus manos. Tranquiliza al más nervioso haciendo que algo que para ti pueda parecer un rompecabezas de repente caiga por su propio peso; resta importancia a las preocupaciones y hace que aumente la autoconfianza. Es, en fin, tan único que se antoja admirable. Vive y deja -yo diría ayuda a- vivir.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Antes de morirme

Antes de morirme, quiero recorrer el mundo. Mi destino preferido es Nueva Zelanda. De Europa me gustaría conocer sobre todo Italia, especialmente Florencia, Venecia y Roma. Y Grecia. Londres y Francia son también países que me gustaría visitar.
Antes de morirme, quiero practicar deportes de riesgo. Puenting, paracaidismo, barranquismo...
Antes de morirme, quiero aprender a esquiar. Quiero leer millones de libros y escuchar millones de canciones. Ver buen cine y asistir a todas las obras de teatro posible. Contemplar de cerca la belleza de la danza clásica. Aprender a tocar el piano, mejorar la equitación y desenvolverme -aunque sea un poco- con el patinaje sobre hielo.
Antes de morirme, quiero conocer a una nieta a la que me encantaría que llamasen como yo. Inventar un chip que sirva para localizar lo básico: móvil, llaves y cartera. Pintar toda una habitación como de un lienzo se tratara, independientemente de que luego no la use o la vuelva a pintar.
Antes de morirme, quiero escribir y publicar un libro y muchos relatos y artículos de opinión. No busco ser especialmente conocida pero me encantaría poder ganarme la vida con ello.
Antes de morirme, quiero dibujar miles de cosas y aprender al menos dos idiomas más. Mejorar el inglés. Me encantaría tener dos carreras: periodismo y psicología o periodismo y bellas artes. Incluso las tres, por pedir que no falte.
Antes de morirme, quiero escribir una carta a todos aquellos que han significado algo para mí. Tener unos hijos a los que querer y a los que cuidar.
Antes de morirme, quiero vivir mil experiencias más, para que antes de morirme, pueda tener diarios y fotos que poder consultar cuando sea una abuelita y que me traigan recuerdos. Buenos o malos, pero míos al fin y al cabo.
Antes de morirme, quiero vivir. Porque como diría Miguel Hernández, yo quiero morir viviendo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Sinsentidos

A diario me decís que estoy loca, pero desde mi punto de vista vosotros estáis locos y no yo.
Puede que pocas de las cosas que yo hago tenga una razón aparente, pero lo cierto es que no suelo hacer ni decir cosas sin sentido. En mi cabeza la mayoría de las cosas tiene una lógica que vosotros -y he de reconocer que a veces yo también- consideraríais surrealista. Ya he mencionado que casi todas mis manías son completamente absurdas, pero en mi cabeza todo eso tiene un orden que debe ser respetado. Dejar el centro del bocadillo para el final, definir el volumen en un número par, cerrar la puerta y tirar de ella dos veces más antes de irme; dejar los envoltorios de las pastillas sin el papelito que las cubren de aquellas que ya se han consumido, y trocearlo de forma que mi madre siempre grita indignada un "¡mira cómo me has dejado el salón!". Ordenar los libros de lectura en las estanterías según el color, de forma que no quede repetitivo, y asignar a cada asignatura un color determinado; historia amarillo, matemáticas rojo, valenciano naranja... Sentarme con las piernas cruzadas y balancear el pie. No dejar nunca botellas abiertas. Mover el yogurt hasta que quede líquido. Dejarme lo que más me gusta del plato para el final. No tener muchas pestañas y/o ventanas abiertas en el ordenador.
Reconozco que no soy normal, pero porque pienso que todos somos especiales a nuestra manera.

martes, 22 de noviembre de 2011

Memorias

Mentiría si dijera que me voy a olvidar de ti y que no has significado nada para mí. No se puede vivir eternamente de los recuerdos y más en una situación difícil. No niego que haya sido una situación difícil por mi culpa, de hecho no niego que la culpa de todo esto sea sólo mía. Quizás yo no sea más que una niña caprichosa que no sabe lo que quiere, o que no quiere nada y lo quiere todo. No lo sé y creo que nunca llegaré a saberlo.
Creo que nunca antes me había sentido tan mal y puedo asegurar que prefiero que me hagan daño a hacer daño yo. Y más si ese daño se hace a una persona que no se lo merece en absoluto. No quiero extenderme porque igual que yo tomé una decisión, tú has tomado otra y ante todo quiero que sepas que te respeto. Te estoy echando muchísimo de menos y lo voy a seguir haciendo. Nunca antes nadie me había tratado como tú ni creo que nadie lo haga. Fuiste mi apoyo en los días en lo que todo se derrumbaba y te estaré eternamente agradecida. Siento todo el daño que te haya podido hacer, sólo espero que algún día podamos volver a hablar y ser amigos, como antes. Espero saber de ti de vez en cuando. Por enésima vez, te repito que yo estaré aquí siempre que lo necesites, sea la hora que sea y sea para lo que sea. Has significado y significarás mucho para mí y nunca te voy a olvidar. Lo siento, de verdad. Nunca quise hacer daño a nadie, y menos a ti. Gracias por todo. N