jueves, 8 de septiembre de 2011

Pragmatismo

¿Quién no ha condicionado alguna vez su forma de pensar a las circunstancias que se desarrollan? Saber cómo actuar en cada momento es importante. Saber hacer creer al prójimo que opinas una cosa cuando en realidad no la opinas, es importante. Siempre que te beneficie. Escribir como si algo te indignara cuando en realidad te indigna el caso contrario, o te da exactamente igual el tema en cuestión. Mirar fijamente a alguien asintiendo con la cabeza y dándole a entender que lleva razón -sólo cuando te merezca la pena, o sea, cuando te interese; no se trata de dar la razón a todo el mundo, cada uno debe defender sus propias ideas- en todo, cuando lo que te estás diciendo a ti mismo/a es "este tío/a no tiene ni puta idea". No se trata de ser hipócrita, se trata de ser práctico.

Sin embargo, más allá de todo esto, considero completamente imprescindible saber qué opinas tú realmente al respecto del tema en cuestión. Puedes mentir o engañar al prójimo, ya sea con palabras o con gestos. Pero nunca, jamás, debes mentirte o engañarte a ti mismo.

Por cierto, en contra de lo que podáis pensar, no creo en el pragmatismo estricto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario